La poesía no puede ser explicada, de serlo termina en el campo del ensayo.

martes, 3 de marzo de 2009

Belleza y vejez

Copyright jesusricart@hotmail.com
La Vejez ante el espejo.
Escenario minimalista. Una mujer ante su espejo. Un álbum de fotos que sirve como recurso para irlo repasando. Un poster con una de ellas a la edad de los 20.
Esta es la historia monologada de un personaje a partir de sus 70años cumplidos. Atrezo: una actriz con un camisón liso de tirantes, sin sujetador ni bragas debajo o tal vez con ellos, descalza. Un taburete, un espejo mural o de cuerpo entero.
Focos: luces de fondo, focos desde el suelo con haces diagonalizados.
Monólogo. Reflexión en voz alta.
Juego escénico: striptease de una septo u octogenaria ante sí misma y el público. Observado partes de sí misma. La gesticulación puede ser llevada hasta las caricias auto insinuadas o hasta la masturbación misma. El tono general no tiene nada que ver con el auto desprecio ni con la falta de cariño no por el peso del aislamiento sino solamente con la evidencia del paso del tiempo.
El final de la representación puede quedar en el equívoco: la protagonista puede dormir, meditar en su quietud o tomar una pócima para morir. El texto es de balance pero también lo puede ser de despedida y fin.

¿Cuando empieza el final? Me pregunto la clásica pregunta subjetivista. ¿Acaso sé cuando empezó el principio? Oí decir que el tiempo no existe solo existen los relojes y los calendarios. El final no existe, solo existe el final de uno. Incluso los cosmólogos hablan del multiuniverso y dudan que el big band fuera el comienzo de todo. Pero yo me pregunto por el final de mi misma. No me importa nada más, ¡bueno sí! quiero lo mejor para mis hijos y nietos pero ellos quedan lejos de esta aflicción, a su debido tiempo pensaran en lo mismo. ¿Cuándo empezó la decrepitud? Ya no creo en la vida, tampoco en mí. Antes podía contar con mi cuerpo, la fuerza de mi belleza me hacia radiante, admirada, única. Me decían que estupenda eres, que bonita, qué maravillosa. Sé que muchas de mis amigas secretamente ambicionaban tener mi belleza, incluso mis hijas. Siempre he sido un poco narcisista y a mí me apetecía comprobar esos signos de admiración aunque por otra parte también deseaba que llegara el día e que pasara desapercibida. En realidad siempre he dado la nota y ahora que soy mayor sigo encontrándome con miradas libidinosas, también de chicos que podrían ser mis hijos.
Por una parte habían criticado mi liberalismo por haber tratado con muchos hombres, sobre todo desde que me divorcié, por otro lado lo envidiaban porque yo no me he privado ningún placer. Las personas más rabiosas llegaron a tratarme de puta, mis propios hijos no entendieron nunca mis relaciones con varios amantes pero fueron discretos y las aceptaron. Mis hermanas tampoco, me trataban como la loca de la familia, Loca, sí, loca por querer ser yo. La vida por muy larga que sea es una lucha entre tú y el otro, también entre tú y entre quienes te quieren. Pero no acaba aquí la cosa, es una lucha contigo misma, entre tus sueños y tus posibilidades, entre tus sentimientos y tu razón.
Todavía doy guerra pero ya no es como antes. Empiezo a tener un poco de vergüenza de mis formas caídas, de mis repliegues, de la celulitis, mi pubis tiene los pelos blancos y no me lo tiño, la sexualidad tampoco es lo importante. En cierta manera toda la vida he estado esperando y preparándome para este momento. Cuando era una mujer exuberante estaba harta de que los hombres se fijaran e mis tetas y e mi culo priorizándolos a mi cara y a mis ojos. Me sentía portadora de un cuerpazo por el que era deseada más que por mí misma.
Nunca he tenido muy clara la diferencia entre mi anatomía y yo ¿Dónde termina el cuerpo y donde empieza la persona? Es una pregunta retórica soy mi cuerpo tan pronto desaparezca desapareceré yo. Creo que la vida debería ser vivida a término previsto sin querer prolongarla a toda costad dirigiéndola hacia una meta inexistente. No hay una cita maravillosa con el final solo hay un final. De hecho no empieza, sucede. Y cuando ha sucedido ya no estás para preguntarte que ocurrió. ¡Oh naturaleza! ¿Cuándo me buscarás para volver a ti? Quiero volver a ser cenizas, fango,..Átomos dispersos que se repartan por las plantas y por los suelos. Pero ¡qué tonterías estoy diciendo! yo no tengo memoria de haber sido todo esto alguna vez, tan solo lo poetizo, y científicamente debe ser cierto pero no sé exactamente cómo se producen estas transformaciones.
Bueno tampoco estoy tan mal. De espaldas nadie diría que tengo esa edad y mis ojos no están todavía apagados. Miro la vida de frete, miro a la gente directamente a los ojos, encaro los problemas y me divierto hasta dónde puedo. Lo que recuerdo de mis primeros recuerdos es que a la vida se venía a ser feliz, eso tenía carácter de decreto, a gozarla de la mejor manera posible. Pues bien, creo que lo he hecho. He conseguido mis propósitos, he amamantado y criado mis descendientes los he visto crecer y posicionarse aunque ahora ya son adultos y tenemos vidas muy diferentes. He vivido cada uno de mis años con el máximo de placer sin atormentarme por tantas desgracias mundanas y por tanta gente que no ha sabido alcanzar el suyo.
Me destaqué dentro del feminismo y de la radicalidad. Propugné el amor libre y la recolocación de otro rol para la mujer en la sociedad moderna. Asisto con horror como algunos muchachos no han entendido la lección y siguen matando a sus parejas porque no les permiten sus sentimientos reales o que los rechacen.
La vida es una combinación complicada de adhesiones y rechazos. Ni gustas a todos el mundo o todos te llega a querer ni tú puedes querer a todos. A pesar de que yo no he tenido problemas en este sentido: siempre he tenido más admiradores de los que he necesitado y mi belleza me ha dado el poder de decir no a los solicitantes que no me han apetecido. También he tenido muchas admiradoras, amigas que con su proximidad hacia a mi esperaban experimentar lo que se sentía con la belleza que yo aportaba y de la que ellas no disponían.
He sido muy, muy guapa. Todavía lo soy. Cuando pasa tiempo y me encuentro con antigua gente conocida tiene la necesidad de repetir sus piropos, yo dejo que me adulen. En la atalaya desde la que estoy debería saber el significado de vivir y disfrutar, el sentido mismo de la existencia. Existir era hacer una vida de acuerdo con lo que creías. Ya lo he hecho. Si bien el mudo no está mejor ahora que cuando nací, está peor; he sacado partido de él todo lo que he podido: he viajado, he conocido mundo, he tenido mis aventuras, he probado los platos mas exquisitos de la sensualidad, he orgasmado todo lo que he podido, he sido muy fértil tanto por los hijos que he tenido como por los proyectos que he realizado: he escrito mis ideas, cantado mis versos, me he enamorado. He sido y soy una enamorada de la vida. También me he enamorado de mi misma. Estoy muy contenta con lo que he tenido, con lo que he hecho, con lo que soy, pero no quisiera repetir todo eso. No quiero ser eterna. Me basta estar en la memoria de unas cuantas personas que me quieran y queme sobrevivan, tampoco por mucho tiempo, no quiero invadir el pensamiento de nadie. Sabía que llegaría un día en que tendría miedo a mirar mi cuerpo al desnudo, comprobar su lenta pero inflexible degradación. Pero hay algo peor que eso examinar una biografía y no encontrar nada relevante. He sido original no he sido el clon de nadie y quien quiera que fuese que me quiso doblegar a su imagen y semejanza.
Ahora que estoy en ello no siento nada especial. No cambiaria mi edad por ninguna otra, no quisiera volver a pasar por todo lo que he pasado, no querría volver a nacer (espero que los reencarnacionistas no tengan razón). No quiero ir a ningún cielo a hacer la papanatas infinitizándome. Soy terrena y limitada. He tenido mi vida `plena, no puedo quejarme. He sufrido las dosis indispensables para aprender, a partir de cierto momento ya no pude sufrir más. Viví las cosas tal como veían dadas.
El final empieza cuando uno mismo quiere poner fin a lo que sea, a si mismo también. El fin es ahora si no voy a seguir respirado o mañana cuando mi cuerpo diga basta. La libertad es la de elegir en eso también. Una sociedad ideal admitiría la eutanasia voluntaria sin necesidad de estar en coma o con daños neuronales irreversibles. Sería aquella en que quien tuviera su vida colmada la diera por terminada. Eso ya lo sabía cuando era pletórica en mi adolescencia, ahora no hago más que confirmar una verdad desde siempre reconocida.
En un balance para una misma no hay engaños que vengan a disfrazarlo. ¿Qué es la vida sino una imagen en un espejo? ¿Qué soy yo sino todos mis hechos en parte recuerdos y en parte olvidos? ¿Qué ha significado vivir sino demorar la conclusión de ahora desde siempre intuida? Vivir es una larga preparación para el deterioro, para la despedida de toda estética. Vivir es un intervalo entre una oscuridad y otra. También es la ilusión de serlo todo, gozarlo, navegar por las sensaciones y la materia, probar los néctares de la lujuria y hasta los elixires de la lozanía permanente. Ahora que soy piel arrugada y marcada por las señales de lo que me parece una larga existencia también soy memoria y biografía, más pasado que presente que no necesita transmitirse. Que cada cual llegue a los aprendizajes que busque. Mi cuerpo es más sabio que yo misma y está buscando ya la salida. No hay balance definitivo, no hay nota, o hay veredicto, no hay nada que me espere salvo la tierra que me llama.

Datos personales