La poesía no puede ser explicada, de serlo termina en el campo del ensayo.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Cher, La libertad estética.

La libertad estética. Elogio a Cher por su mini-atrezo. Néstor Estebenz Nogal

Eso de pertenecer al esferoide de las celebrities (que no me consta que sea una ganga) tiene sus riesgos. La figura pública si no cae en gracia se arriesga a que le lluevan pedradas desde todos los ángulos. La estrella brilla por cuenta propia y los focos la deslumbran como para no poder llevar enlistados a todos y cada unos que la ponen a parir de una manera u otra, generalmente desde la oscuridad y la mediocridad. Cher, actriz cinematográfica y actriz social, conocida en los medios como la mujer mas operada, presunta adicta al bisturí, visitante de quirófanos y banalizadora de los recursos quirúrgicos, con una pinta de buen ver y con una actualidad envidiable como superdeseble, por su belleza, su melena y sus formas, es atacada por el niñato de turno, que nos somete a su opinión de no noticia sino de plataforma insultante, diciéndole lo que puede llevar o lo que no puede llevar puesto. Antes de ser caricaturizada como una belleza a la carta Cher dio la talla con canciones que siguen siendo estupendas. El que va de evaluador de su forma quitándole el derecho a exhibirse en una performance por vestir un minitanga, una gasa con lentejuelas, porque está en la sesentena y porque “ya no tiene edad” para eso, es para expulsarlo de todos los foros de letras y comunicandos.

Como que quien hace tal diatriba no la acompaña con su foto no podemos meternos con su figura y forma pero sí con su ideologia y su bunkerización en la clásica ideología de la moral purista. ¿como es posible que esa saga de ultraópticos que presumen de ver más allá de lo que hay, rebroten como pedos infestos de un periodismo de la provocación, para meterse con todos pero eso sí no dejar que nadie se meta con ellos? Hay respuestas psicosociológicas para esto.

Hasta donde sabe las facultades de periodismo no inciden para modificar el mercado de las opiniones escritas y los medios tienen en su haber plantillas de opinantes que carecen de la menor elegancia estilística, están escasamente formados a pesar de sus cursos y cursitos, no saben cubrir las noticias y contribuyen al despilfarro visual.

La historia del glamour y de la fashion reality no pasa por las edades ni la edad es el parámetro de temporalidad con el que decidir quien debe vestirse y cómo. Valorar el mundo del espectáculo y a quienes viven de el, en los roles que sean, requiere un poco más de rigor. El reportero no puede confundir su victimidad personal por no aguantar según que formas corporales o porque le recuerden las de su abuela (ya sería una suerte en todo caso, al juzgar lo superbien que se conserva Cher) con el debido respeto en tratar una imagen que pertenece a una persona porque le han puesto a escribir sobre ella.

Lo interesante de la personalidad de alguien que se siente victima de lo fashion es que se dedica a reportarlo. Basta que no lea la noticia o que se cierre a recibirla en lugar de pegar las narices al culo que no desea. ¿quien eres tú para decirle a nadie como debe vestir y si está en la edad o no de exhibir sus caderas, vientre o piernas? Al hacerlo te delatas como un sujeto fuera del orden del deseo universal, limitado a un deseo particular muy encajado en un perímetro estrecho de cuatro normas decimonónicas. Al decirle a una mujer que por tener mas de 60 cumplidos y con el impacto dismórfico por el paso de los años ya no tiene derecho a exhibirse se olvida que, por suerte, la inquisición ha periclitado y nadie todavía puede formular que formas son las aceptables y cuales no. a quien cuestiona la performance se le puede recomendar que se de una vuelta por las zonas nudistas o actualice lo poco que sabe de anatomía humana. Posiblemente una visita a una playa de desnudos lleva a la UCI al susodicho por sobrevenirle un colapso fulminante ante tantos cuerpos, a su gusto, desagradables. Comparando índices de desagradabilidad, lo es infinitamente mas el del que va de falso esteta definiéndonos para todos los demás lo que debe gustar y lo que no debe gustar.

Cada vez que un periodista, o alguien que lo emula en este campo de las varietés, tiene que acudir a la cantera de art people para hablar de unos y otros famosos con los que componer su articulito, que de cobrarlo es dinero mal tirado, debe sentirse personalmente muy mal, más que mal, fatal, por hurgar en vidas ajenas y no aportar nada útil al mundo. Lo mas útil que podria aportar es desaparecer del área de las opiniones. Vale, opinar se le puede dejar, pero n oque pase el filtro de una redacción cuando el texto es injurioso para las personas de las que trata.

No será la última vez que esa clase de noticias pendejas ocupen algunos medios. Eso sirve de indicador de un falso y erróneo periodismo. Cada escritor ha de ser muy consciente de lo que habla y tener el cuidado exquisito en no sobrepasarse al tratar de algo o de alguien. Solo hay una excepción a esta regla: dar con alguien que se la ha saltado para tratarlo como se merece: físicamente con una patada en el culo echándolo del espacio de habla y virtualmente denunciándolo como un inútil para las letras comunicativas. ¿Tú te permites atacar a una figura pública que sabes que no se va enterar ni siquiera ni de tu comentario ni de tu existencia de insecto), otro -ahora yo- otros muchos por la lista de comentarios contrarios desencadenados- puede/podemos permitirnos contraatacar en tu contra en defensa de quien no lo va a hacer. Por su parte, las actrices y actores que se ven puestos a caldo por toda la chusma de prenseros del llamado corazón, una manada porcina chapoteando en el lecho de sus excrementicidades; podrían tener más entradas de dinero por el tratamiento periodístico lesivo al que son sometidos por la vida de la denuncia sistemática, sin dejarles pasar ni una, a quienes no utilizaran correctamente el lenguaje al mencionarlos o tomarlos como tema-eje de sus comentarios.

La libertad de expresion incluye el derecho a la palabra argumenta no al criterio de mediocridad sistemática atacando por la espalda a los demás por el hecho de ser gente pública. La opinión rancia y retrógrada de cuestionar las formas de una actriz y su actuación recuerdan demasiado las de las ancianas de antaño, vestidas de negro y con pañoletas, que se llevaban las manos a la cabeza ante las primeras minifaldas o antes que eso, ante las primeras mujeres que mostraron los tobillos. ¿como entender a quienes no tienen entendederas? ¿cómo aceptarlos en sociedad cuando les falta la vision democrática mínima de admitir el polimorfismo? Y en lo personal ¿cómo aceptar que un cerebro de mosquito que maneja un teclado para hablar mal de otra persona pueda decirnos a los demás qué imágenes debemos aceptar y cuáles no? Seguramente la mayoría de mortales no tenemos la belleza que el susodicho pueda autoatribuirse. Lo mas sospechoso de todo es que preestablezca un limite de edad para la exhibición y la sensualidad. Al chico debería llevarse le de las orejas a ver mundo y entender que la conexión entre placeres y formas abarca un amplio espectro de variedades y no siempre la forma física mas perfecta de acuerdo a un canon de medidas es la mas excitante. Un poco de tolerancia chico, no te metas con el deseo de exhibición de Cher y no nos meteremos con la exhibición de tu poca inteligencia. Maj Sjöwall señala que se están dejando atrás los ideales de tolerancia. Es cierto, aunque en todas las sociedades siempre hubo sectores de intolerantes incapaces de coexistir con las formas distintas para las que ellos estaban preparados (fueran las de los negros, las de los homosexuales, las de los nudistas, las de los hippies,...).

La libertad estética es una de las primeras libertades, es la elección de la propia forma con un arco ampliamente extendido en el que vale todo salvo la ocultación de las caras (algo que terroristas, policías que los detienen y algunas islámicas enfantasmadas hacen a maneras desiguales). Es propio de quien no se entera de los contenidos quien se fija más en el cabello o el látex que en el valor artístico de alguien o en su comparecencia pública.

Hay una lectura completamente distinta de una mujer con el triple de edad que una chica joven se atreva a mostrar su desnudez o semidesnudez: gritarle al mundo que su cuerpo sigue interactuando, que su sensorialidad no ha acabado, que la sensualidad no es incompatible con el paso de las décadas y que su sexualidad no solo está viva sino que puede superar en mucho a la de los juveniles de estreno que cuentan sus orgasmos a cuentagotas.


No hay comentarios:

Datos personales