La poesía no puede ser explicada, de serlo termina en el campo del ensayo.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Coincidencia y (des)Encuentro.

Coincidencia y (des)Encuentro.JesRICART

Los espacios de coincidencia son múltiples dentro de unas posibilidades de encuentro escasas y matemáticamente condenadas a su fracaso. El desencuentro es una de las formas de no realización que inundan la realidad. Estar en desencuentro con alguien es menos grave que pretender un encuentro cuando la falta de sintonía es previsible o evidente. Para tener tratos significativos con los demás es importante (indispensable para no pocos temas) un background, un enfoque metodológico compartido y un deseo empático para entender. Es totalmente imposible la comunicación, por muchos esfuerzos dedicados al habla que haya, si no hay una sintonía intelectiva básica, una chispa de deseo en entender. Ya se había dicho que no hay peor ciego que el que no quiere ver ni peor entendedor que el no quiere escuchar. Una buena parte de los problemas mundanos se debe a un déficit voluntario de sensorialidad. Mientras el sujeto humano nazca y esté dotado con un equipo sensorial que infrautiliza porque no le saca todo el rendimiento posible a sus prestaciones el mundo seguirá en su ceguera. El desencuentro para muchos contactos humanos está preinscrito desde antes que se de una primera cita y al revés: hay sintonías que se presuponen energéticamente aunque no se hayan vivenciado anecdóticamente. El humano deficitario en su perceptividad tambien está correlacionado con su minus inteligencia. Si bien la imagen de una alta concentración intelectual (la del sabio o genio) se corresponde con un mayor descontrol del campo perceptivo inmediato aquello es posible por una elevada especialización atencional en unos temas elegidos. Habitualmente el desencuentro con el otro desde el primer o primeros tanteos comunicativos se puede constatar por una variedad de formas interrupcionistas (solapamientos verbales, disminución del oído) o por estilos de bloqueo. Lamentablemente antes de que una tema pueda ser expuesto en toda su extensión se puede decidir la inutilidad de hacerlo al descartar a quien se tiene enfrente como interlocutor válido. Hay ocasiones en que opto por abandonar un diálogo y preferir estar con mi ordenador o con una lectura en lugar de perder el tiempo para seguir oyendo lo que quien habla esté comentando. Aquello de que todo el mundo tiene derecho a la palabra y su opinión puede ser interesante ha quedado algo obsoleto como principio universal. Muchas de las conversaciones (si las murmuraciones están dentro de ellas) no pasan de ser las conjuras de necios tan brillantemente denunciadas por la literatura que no calla lo que tiene que decir.

He defendido la idea de que si existe la literatura (y el resto del arte por extensión) es por el fracaso del dialogo verbal directo. Lo que no se puede decir en un ambiente de sobremesa o de tertulia de cafés o sofases se puede (y ha) de decir en el sosiego del silencio individual en un espacio de confesiones escritas. Por suerte para la contemplación siempre se gana algo al transcribir reflexiones, aprovecharse de las figuras ajenas conocidas como candidatas al arco de personajes ajustados a los arquetipos conocidos de la raza humana.

La coincidencia en unas coordenadas (incluidas las coincidencias posteriores en estas u otras coordenadas) no garantiza el encuentro comunicativo,como tampoco predetermina una química de atracción física. La coincidencia es la condición indispensable para el encuentro físico pero no su garantía. Se coincide con gente a lo largo de la vida en distintos sitios llegando a haber un reconocimiento mutuo de la fisonomía e incluso con una práctica rutinaria del saludo y no llegar al encuentro y lo que es más interesante de observar y sin ni siquiera intentarlo, Hay figuras humanas inapetentes y las haya que son mutuamente inapetentes, no se lo dicen seguramente, pero se discriminan nada mas verse o tal vez sondearse. Muchos amigos de amigos nunca llegan a serlo de uno. El amigo nexo o intermediario no garantiza una amistad autónoma de los que han sido presentados.

Un ejercicio de introspección interesante es el de tratar de recordar a individuos de los que se tiene memoria visual de sus caras y figuras y con las que sin embargo no se habla nunca. Todo sujeto de hábitos y costumbrismo cotidiano repetido tiene una cierta cantidad de individuos que puede colocar en ese grupo que no es el de la indiferencia sino el del reconocimiento bloqueado ya que no da lugar a nada más. Una explicación de ese reconocimiento con desentendimiento está en el síndrome de saturación. Antes que un cerebro tenga tiempo para interpretar una situacion el individuo inercial ya la bloquea. En 5 segundos un sujeto puede retirarse del interés de una escena con la que se encuentra, y por tanto de los otros que la integran.

Las observaciones viajeras proporcionan al observador de una extensa y heterogénea muestra de los demás en el campo del turismo (definición de turista: un viajero que colecciona en sus fotos o memoria los lugares en los que ha estado pero de los que no se aprovecha para aprender o para vincularlos a anécdotas y neoexperiencias significativas). Hay turistas, ávidos de conocer y moverse por el mundo, y que nunca se detienen lo suficiente en ningún lugar donde desarrollar comunicación. Detienen sus autos en un mirador dedicando por término medio10 minutos de atención y no explorando mas allá de 10 metros a la redonda. Hay curiosas situaciones grupales en las que pronto se observa el grado atencional de los demás. Antes de que uno sepa si aquello que se está diciendo le resulta interesante puede estar alejándose de ello cambiando una escena irrepetible por una acción que puede demorar para otro momento. Son los casos en los que uno habla a un grupo y alguien se escaquea poniéndose a leer un folleto que esta en la mesa a modo de pretexto autista.

El individuo es por antonomasia un sujeto vectorial movido por una pluralidad de factores e intereses que están parcialmente en colisión entre si. El síndrome de saturación referido (definido tambien como TMI o demasiada información, too much information, asi citado por S.Serrano) indispone al sujeto embriagado de infos y datos a desear recibir muchos mas a pesar de seguir una linea de comportamiento clavada en ese hiperconsumismo de imágenes y de cosas.

Hay quien con total desparpajo declarar no querer saber nada mas, no oír mas, no leer, no estudiar, y lo dice sin rubor a pesar de estar trabajando en el campo de la cultura o de tener algunas titulaciones universitarias y de decirlo entre bastidores en un congreso o en una sala de la palabra. Tanto desparpajo choca con su presencia en el lugar,. (¿entonces que estas haciendo aquí? Es lo que se le puede preguntar: ocupa un sitio que no aprovecha al que va por motivos relacionarios no por un vinculo con sus contenidos y tal vez ha dejado fuera a alguien interesado en aprender, discutir, saber, escuchar y comprender). Hay que admitir la existencia de individuos que utilizan la inteligencia que les queda para no desear seguir avanzando inteligentemente en sus vidas. Tienen su derecho. A ese fenómeno propongo denominarlo la paradoja intelectiva. ¡Cuantas veces se oyen exclamaciones de carácter autopunitivo por haber elegido mal un sitio o haber perdido el tiempo en una cita o conversación o evento! Se necesita una cierta experiencia para prever la incoveniencia de seguir determinadas propuestas o acudir a determinados actos. Basta leer el programa para saber lo que se puede encontrar y sopesar el desajuste que se va a sufrir. Presuponer que todos los discursos públicos son aceptables es tan exagerado como admitir a todo hablante en su hablar por inconexo que sea. La potencialidad del desencuentro está en el mismo momento en que se memoriza o se apunta una cita a la que acudir. El arte de la conversación se ocupará de limar las diferencias cuando estas surjan. Cuando el sentimiento de la pérdida de tiempo es total un mensajero secreto te sopla al oído de que es el momento de irse o de quitarse de en medio.

Dependiendo de cada caso, una cita para un encuentro puede ir para más o ir para menos según la sintonía intelectual y el feeling sentido. Si va para menos cabrá inferir los motivos que no se explicarán generalmente por razones de cortesía. La experiencia repetida de contactos o sus tentativas con el inmenso universo del otro da un saber para hacer pronósticos útiles o al menos para evitar pérdidas de tiempo eligiendo situaciones poco o nada interesantes. Cuando Paul Eluard comentaba que envejecer significaba organizar la juventud a lo largo de los años me indujo a creer que eso era tanto como aprender a vivir y que ese aprendizaje incluye saber elegir las situaciones y los protagonistas que las componen. De ese modo se reducen los riesgos de no onda o de producciones verbales estériles. Esa actitud forma parte del fenómeno de evitación de lo descartable. Cuantos mas motivos tenga la conciencia para escapar del otro el indicativo de ello lo será de la falta de formación humanística.

En las realidades de sector o localidad donde las coincidencias están aseguradas por la misma configuración de los puntos neurálgicos y de sus combinaciones propiciatorias la necesidad de gestionar con astucia los desencuentros forma parte del desiderátum para una paz vecinal. De los pueblos y aldeas donde se conocen todos los vecinos siempre se ha dicho y sigue diciendo que a diferencia de la cobertura del anónimo que produce la gran ciudad, una contrariedad con alguien, un pequeño encontronazo puede clavar en un impasse una relación y dejarla congelada para siempre. Hay coincidencias espaciales que son eludidas por eso y en los pueblos no hay que llegar ni siquiera a los enfrentamientos para hacerse o heredar enemigos por motivos de envidia o de rivalidad con el forastero (hay forasteros que lo son de por vida para una mentalidad ruin, exclusivista y posesionaria del territorio con pocas habilidades para compartirlo). Por suerte -estimamos- esto ha ido cambiando con las décadas y se integra con mayor facilidad los nuevos visitantes que pasan a ser simbióticos económicos con los lugareños lo cual incrementa su cuota de aceptabilidad. El desencuentro de cada encuentro tambien está influido por intereses de rentabilidad o referido a posiciones de clase.

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