Cerdanyola 13 de marzo del 2000
Para los poetas ávidos de público, divos impertérritos, narcisistas ególatras, terroristas de la rapsodia y compañeros de viaje por cortesía.
Al yo subjetivo
del poeta blindado
que vuelca su fuego
desde su escondite atrincherado.
No sabe que se hace
bala sin falla
contra el espejo de su imago.
Narciso,el del estanque ahí ahogado
renace un instante
para verse, otra vez, trinchado.
Poeta de tus poemas encantado
libera a tu público ensartado
mata a su divo
o algo acabará contigo, yo adivino.
Basta dejar a otras artes
que subyuguen los ojos pasmados.
Yo me avivo por un hado amigo
que me empuja a lo escrito
entre versos de libertino,
pero si sigues en tus trece
y nos bombardeas con tu semen regente
invítanos al menos a vino
no sea que tu esplendor
nos seque las almas de la espera.
Te aseguro que nadie está desprevenido
desde el silencio,el nuestro, quedas advertido.
El yo del yo del yo
otra vez siendo suyo
tan suyo que yo huyo
para ser rey de mi terruño.
Allí otros cantos escucho
y hasta de mis letras saco metas
llevo tiempo terrequeando
y me sé muy ducho.
El yo subjetivo
se hace cansino
para quien lo oye
y lo tropieza en el camino.
Poeta de tus pronombres
escucha ya a otros hombres
recuérdales los nombres
ríndete al genio ajeno
ríndete
y no te estrelles
contra tantos espejos,
que más vale una palabra con mil estrellas
que un poeta estrellado con su millón de palabras.
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