La poesía no puede ser explicada, de serlo termina en el campo del ensayo.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Transparentabilidad

. Transparentabilidad.(nitas) JesRICART

Reclamar la transparencia no ha sido ni es una de las características del fascismo. En tanto que estado del control, quiere saberlo todo de los súbditos sin soltar prenda de sus maquinaciones de poder. De las condiciones necesarias al exigirla (las cuentas claras de administraciones y gobiernos y las identidades con nombres y fisonomías), una es ofrecerla. Acudir a la cara enmascarada para luchas de gladiadores callejeros , desigualmente armados, justificada en condiciones muy particulares para eludir la represión, es un indicador de un deporte sin perspectiva de futuro y con demasiada destrucción de mobiliario urbano pagado, por cierto, por la sociedad a la que se quiere liberar. La acción alucinada de 4 héroes tapados lo que más demuestra es la falta de fuerza mayoritaria para protestas que impongan cambios por la vía pacífica .

De acuerdo, la sinceridad total es un imposible práctico. La sinceridad total bloqueada es una de las características de la comunicación lingüística deficitaria. Es una imposibilidad neurológica fácil de demostrar ya que el hablante es el primero que no acierta a saber todo lo que le ocurre y pasa. Para que hubiera sinceridad total el sujeto pretendidamente sincero debería conocerse más de lo que realmente alcanza a conocer de sí mismo y de todo lo demás. El resultado es una pretenciosidad de un rol que le gustaría asumir pero que en la práctica no puede debido a sus limitaciones tanto expresivas como psicoanalíticas. Comparativamente es más sincero quien trata de decir lo que no acierta a comprender que quien comprendiendo mecanismos psicológicos y sucesos los calla para no herir o por otros motivos supervivenciales. El reto biográfico –o uno de sus retos- es la extensión sincera dentro de una lucha implacable sin dejar de ser impecable por hacer prevalecer verdades, cuantas más mejor. En las transacciones cotidianas la mayoría de cosas que pasan por el pensamiento no pasan por la acción verbal ya que de hacerlo los antagonismos interhumanos aumentarían aun más. Cada vez que dos confidentes se discuten a propósito de las informaciones que se han callado mutuamente lo que se pone en juego son los mismos límites del lenguaje y de la capacidad del psiquismo humano para integrarlo todo. La solicitud dominante para vivir en un duermevela de paz vecinal es no quererlo saber todo para que la conciencia no se vea zarandeada por hechos difíciles de asumir. Por eso, lo más grave de la no sinceridad no es tanto lo que se calla como lo que no se quiere saber. Cuando excepcionalmente se practica la sinceridad integral, con interlocutores cuidadosamente elegidos, el riesgo que se asume es terrible al perder esos interlocutores por haber descubierto partes del sujeto sincero que no sospechaban o que no son capaces de asumir. La mente predominante es la preparada para la performance externa: acepta la belleza epidérmica pero jamás entraría en un quirófano para verle las entrañas de quien tiene idealizado, acepta el discurso coherente y compacto pero le resulta terrible saber los flujos y contraflujos sensoriales que un mismo individuo experimenta a lo largo de un solo día. En tanto el lenguaje, instrumento de expresión sincera, no se matematiza y se destila científicamente, los equívocos seguirán prodigándose y una necesidad para gestionar y controlar la circulación de la palabra seguirá dándose. Entretanto, cuanto más seguro esté un hablante de lo que es y de lo que dice menos le importa la cancha de difusión a la que lleguen sus hechos y palabras preasumiendo los riesgos que corra por interpretaciones malévolas o perversas de lo que haya dicho o actuado.

El mundo amigo de la total transparencia no lo viviremos, el de la sinceridad encumbrada no lo tendremos, el de los adversarios honestos aprendiendo los unos de las diferencias de los otros tampoco. El mundo amigo de de las alianzas por causas nobles no saldrán de las literaturas del deseo, el mundo fraterno de quienes comparten sus panes y sus ideas en un festín de armonía no lo viviremos. Bastante haremos si dejamos apuntes explícitos para que a otros les sirva como mapa del tesoro.

Cuando me refiero a las palabras hablo de algo más que los vocablos portadores de significado, hablo de los significantes y esencias que dejan aquellas por ser dichas y aun más por poder ser comprendidas sin temor a su represión y por ser comprendidas. En la praxis de las intimidades compartidas del otro quedan energías indelebles y un relato. Las imágenes de la memoria retroactiva también se hacen de palabras.

La honestidad pasa por el reconocimiento de lo que se es y eso incluye admitir autocríticamente los propios errores. El ejercicio autocrítico toma la forma de declaración en contra de uno mismo que es una vía indispensable para derrocar la colonización de influencias negativas y así poderse replantear otra forma de vivir.

Cuando no hay verdades imperan las mentiras, el fracaso de aquellas es el éxito de éstas pero ¿qué podemos hacer en un tiempo y una sociedad en la que se premia la falsedad y se castiga la sinceridad sino callar y disminuirnos en medio de omisiones? Me resisto a ser un habitante de las sombras y es así que he actuado desde la transparencia pero eso me ha producido una cantidad de enemigos considerable hasta el punto de parar mi comunicación personal donde reservo mi intimidad para proponerme desde la comunicación conceptual donde teorizo alternativas que satisfacen a mi ego idealista.

Cada día deja anécdotas y palabras haciendo de la vida entera un libro que se escribe con distintas manos.

La suerte tecnológica es la de nuevas ventajas en la aparatología para establecer contacto los unos con los otros. Tenemos los mejores medios en el traslado de la voz y del grafo pero se sigue sin tener grandes aventuras filosóficas que comunicar. Desde un punto de vista trágico diría que somos comunicantes de vacíos o en todo caso de malentendidos por eso nos pasamos la vida deshaciendo entuertos y malentendidos lo cual es un espejismo pantanosos que te quieta de hacer cosas más interesantes. Parece que las arenas comunicativas se ven revueltas y retorcidas continuamente por los interrogatorios sentimentalistas y las exploraciones de la cancha de intimidades. Hablar no es igual a comunicarse, a menudo el habla queda en su tentativa. Lo más honesto que se puede decir del habla es que es un proceso físico en el que interviene la voz articulada o la sígnica con intención de significado para entenderse. A menudo esa intención de significado se queda en su límite intencional. De ahí nace la literatura: la proeza multiestilística en dar la vuelta por miles de veces a las mismas cosas: todoas necesitamos redecir lo dicho en el pasado para que al menos quede testimonio de que no fuimos engañados.

En cada espacio de conversación (que tampoco necesariamente lo eso puede serlo de debate en profundidad) a cada nuevo acto verbal no hay que esperarle que se encadene directamente al inmediatamente anterior, que lo conteste, repase o refiera. Eso pasa tanto en las asambleas orales (de las de barrio y comunidad de vecinos al mismísimo parlamento pasando por coloquios congresuales de todo tipo)como en los foros escritos. Las palabras expuestas y tomadas se van sucediendo unas y a otras siguiendo un tanda implícitamente auto organizada contestando unas veces a fragmentos de otras opiniones, y otras dejando de contestarlas si se les pasan por alto o no les merecen interés. Reconocer esa metodología participativa nos salva a los hablantes de la ansiedad de espera de ser atendido aquello que decimos. Es muy difícil que alguien diga algo que no haya sido dicho y comentado antes, por eso a veces oímos hablar como quien oye llover.

Cada límite tiene una doble o múltiple lectura, según sea tomado como exceso de tradicionalismo que impide cambiar hábitos e implementar modificaciones, o si es tomado como un horizonte al que superar para que abra el campo a nuevas experiencias y hallazgos. El progreso personal y general es ir cambiando serenamente unos límites por otros sin confundir eso con la deidad que todo lo puede en cada voluntad repentina e impulsiva.

La caducidad de un tipo de lenguaje emplaza a la recreación de otro que sirva para enfrentar (interpretar y cambiar) la época que transcurre. Proponer nuevos dogmas ante el carácter obsoleto de los antiguos, no es trascender la ideología estacionaria en aras a un pensamiento y metodología dinámicas y ricas de ideas sino continuar con más de lo mismo dentro de un propagandismo por la movilización sin saber hacía qué exactamente. Al mismo tiempo es necesaria una axiología: un conjunto de criterios intemporales que sirvan para todo momento y lugar, de los que no se suponga que haya que derivar las mismas consignas. La diferencia entre axioma y consigna es que aquél da lugar a consignas puntuales diferentes según la coyuntura mientras que ésta pretende negar el axioma como marco superior. Como que la transparencia sentimental y conceptual no es posible en todas las situaciones por los factores de riesgo social y los condicionantes de la hipocresías, los nuevos lenguajes críticos que se abren paso lo hacen desde la sutileza y el esmero.

El lenguaje de la sinceridad es por sí mismo ya un lenguaje revolucionario al establecer una ruptura con las formas definicionales venidas de la tradición y por su naturaleza rupturista con ambientes de habla no dispuestos a que se le cambien sus inercias. La sinceridad radical es la vía directa para la exclusión, la persistencia de ella con ciencia esa vía como autoexclusión. El lenguaje revolucionario se ha vuelto en contra del lenguaje comunista y otros lenguajes que en su momento se arrogaron la categoría de exclusividad de la concepción revolucionaria. Ser revolucionario pasa por una actitud de firmeza para construir lo que ahora parecen imposibles (la utopía de la libertad y la justicia integrales en la gestión de un mundo de superávits) y por la crítica a presupuestos que han sido desbancados por la historia.

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