La poesía no puede ser explicada, de serlo termina en el campo del ensayo.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Cooperación humana.foros

La cooperación humana. Demagogia y resistencia sinérgica.

Hay distintos modos de entender la cooperación pero todas sus definiciones deberían remitir a alguna clase de praxis de fusión entre la parte que ayuda y la que es ayudada, sin que la energía de aquella sustituya la energía de ésta y, por esta vía, la eclipse. Una nueva línea de solidaridad dentro de las campañas internacionales de ella dentro del marco de cooperación y desarrollo pasa por el criterio de intercambio. Si este no es siempre posible cuando una de las partas está tan falta de todo que está capturada por la necesidad extrema y por el rol de dependencia de todo, sí al menos lo es como opción potencial a la que llegar tras un plan de emergencia.

Por cooperación se entienda la mutua ayuda de las partes tras propósitos coincidentes o comunes. La palabra, sin embargo, etiqueta todo un fenómeno de inversión solidario-económica que busca el beneficio priorizándolo a las soluciones. Además, su unión a la idea de desarrollo prefigura el tipo de cooperación en la que se está pensando. La cooperación y el desarrollo remiten a conceptos distintos en particular cuando la noción de desarrollo presupone no el de la realización humana en unas condiciones dignas de habitabilidad sino a una implementación del modelo superdesarrollado de los países ricos en los pobres.

Una traducción más natural de la cooperación humana es la de la sinergia entre dos o más individuos implicados en un proyecto sea de tipo material o intelectual. Si en el campo de la solidaridad activa que extiende la cooperación a realidades económicamente muy debilitadas ya se han demostrados otros interés y praxis que vienen ocasionando la dependencia endémica de esas zonas al papanoelísmo de los ricos que van a hacer ejercicios de caridad organizada, en el campo de lo cultural también puede suceder algo parecido. Por el momento, un site de foros así llamado (Cooperación Humana) con escasos subscriptores (una treintena en el momento de redactar esto) se ha permitido al menos suspender la cuenta y por tanto la colaboración de uno (Jes Ricart) sin darle ninguna clase de explicación. Antes de eso, la participación polémica en torno a uno de sus varios temas en que las mas de las intervenciones no estaban de acuerdo con las de él, comparativamente más documentadas, críticas y valiosas dentro de un mayor espectro de referencialidades. El análisis al detalle de esa polémica (mientras el webmaster no elimine los textos originarios, tras eliminar tal como ha hecho ya el nombre de su autor) demostrará la insoportabilidad de la disidencia en la apología de la cooperación olvidando que pensar es disentir y que la sinergia de las partes no pasa por el acuerdo de los predicados como por el enriquecimiento reciproco de predicados diferentes. Con ese acto el site se suma a una larga tradición de represores de la palabra de distinto linaje. No hace falta detentar el poder político y pertenecer a una clase dominante que no está dispuesta a compartir o repartir sus privilegios con nadie más para encontrarnos con represores del más viejo estilo. Afortunadamente en el mundo cibernáutico los virtualitas no exponemos nuestras anatomías a los disparos de nuestros adversarios y existen o deberían existir más oportunidades para decir lo que se piensa sin que la brutalidad de la fuerza no nos arranque las lenguas con tenazas represoras. Pero simbólicamente la represión de la palabra o el derecho a continuarla ejerciendo tiene el mismo efecto lesivo para el pensamiento libre que el del inquisidor. A diferencia de éste, el represor doctrinario que no acepta ni formas ni fondos que no le cuadren con sus estilos y dogmas ya no busca confesiones ni conversiones a la fuerza, liquida directamente todo signo de disidencia no sea que el chiringuito de su teoría se le venga abajo. Suprimir la palabra ajena con malas artes y encima no tener el mínimo valor de decirlo es un imponente indicador de la debilidad intelectiva de un tipo de pensamiento que no tolera repartir la escena con otros que no sean de su alcurnia. A eso estábamos ya acostumbrados con el sistema capitalista, en el que nos tocó nacer y en el que estamos condenados a morir, donde distintos tipos de dictaduras y pseudodemocracias se las han ingeniado para no compartir sus gestiones de poder y hacer aparecer a sus disidentes como mal informados o locos para ningunear sus discursos y marginarlos.

Vivimos tiempos en los que los lenguajes caducan pronto y el uso de los conceptos más sublimes y mejor destilados por linajes de pensamiento lúcido caen bajo las manipulaciones de personalidades ególatras que quieren dominar sobre las demás. Se conoce desde antiguo el recurso a varias formas, incluidas las literaturas con terminologías progresistas, con tal de prevalecer en un puesto de dominio. El problema del poder (en cualquiera de sus magnitudes de aplicación) es la falta de ética en la que incurre el gestor de una parcela del mismo no dispuesto ni a compartir la gestión ni a dar entrada a otros estilos de ser, de pensar y de hablar.

Actualmente no hay un solo slogan -dentro de los predicados de ayuda y de invitación a la organización discursiva o cooperativa – que en la práctica que no sea susceptible de ser desenmascarado por sus posibilidades actorales de hacer otras cosas que no tienen nada que ver con sus fines. En el mejor de los casos lo más que podemos ambicionar los analistas de la realidad y de las realidades, de las conductas y de las ideas, es vincularnos a otras aportaciones sinérgicas. No existe la literatura alternativa que proceda de una sola fuente ni sé de ningun referente de sigla o de intelectual nominal con quien sea aceptable en todo lo que dice. Queda la posibilidad de localizar partes con las que simbiotizar o más prudentemente acciones sinérgicas mutuamente complementarias. Pero para eso hace falta una psique predispuesta y no solo una formación intelectiva.

Sinuhé, el personaje de Mika Waltari, dice desde el más extremos de los fatalismos: “el hombre no cambia aún cuando cambien los hábitos y las palabras de su lengua[1]. De ser cierto y de aceptarlo toda discusión es un camelo, es fraudulenta en su propio planteamiento; toda intención argumentística no es más que una decorado, toda elección de un interlocutor un falso hallazgo, y todo interlocutor mismo un impostor. Todo l oque se puede hacer sobre las esferas del debate es seguir atestiguando otro modo de ensamblar las cosas, buscando los comunes denominadores positivos y las síntesis útiles si no para construir una teoría terminado sí al menos para seguir apuntando hacia los siguientes pasos a seguir en un proceso histórico de reparaciones, pero eso tiene bastante de ilusionista al tomar el proceso histórico como algo rectilíneo que tiene un solo camino. En lugar de eso la concepción del futuro no es una sola o ya no lo es. Mientras se vive el presente o los presentes que son dados desde cada realidad (o si se prefiere sub-realidad) podemos seguir testimoniando (y registrando tal como lo hizo Plinio el viejo que fue un compilador) el desenlace de las ideas beligerantes y de los conflictos en pugna entre humanos dejando en segundo lugar si las etiquetas de sus rings hablan de cooperación o de pelea, en todas partes con sonrisas o con dientes afilados, las peleas y las incomprensiones son la constante.

En la cooperación además de ponerse de acuerdo en ayudar y recibir cuestiones materiales si no interviene el factor del intercambio su nombre específico es el de caridad, -ni siquiera el de solidaridad- tal como lo hacen los bancos de alimentos. La cooperación realizada a su máximo desarrollo implica la alteralidad de los roles (hoy me ayudas tu mañana te ayudo yo o al revés) por tanto el intercambio. La sinergia es la forma cooperativa más rica ya que se benefician las partes relacionadas. En la literatura discursiva también concurre o debe concurrir ese factor de intercambio, claro que no siempre es posible beneficiarse de lo poco de nuevo que aportan los demás ni se tiene porque caer en las trampas conversacionales de repetir argumentos a cada principiante que llega con sus dudas o sus objeciones sin haberse formado suficientemente. Cabe recordar a Lingree que dijo que quien no tiene opinión propia siempre contradice la de los demás.

Estamos advertidos: nos toca mirar mucho más lejos de lo que dicen las palabras y no limitar la lectura a ellas sino a sus entresijos, a sus faltas en el decir. Para saber la verdad higiénica de un espacio además de pasar el dedo por los muebles para tomar muestra de si hay polvo toca mirar debajo del felpudo.



[1] p.5 op cit.

3 comentarios:

Alberto Angel dijo...

Pero señor Jes Ricart, se queja Ud. de una práctica muy común en todos los blogs, foros y sitios de internet. Yo me pregunto y le pregunto: ¿Porque escribe Ud. en este blog separando en unos párrafos tan ordenados sus preclaras ideas, cuando en ese foro (Cooperación Humana) de una treintena de personas, (es pues un "forito") se le pidió en reiteradas portunidades
que hiciera eso, justamente para poder leerlo con mayor facilidad y Ud. se pasó por el saco los pedidos?
Pués mi parecer estimado señor que en desmedro de su excelente prosa y sus claras ideas, tiene Ud. la mecha muy corta y se ha encontrado en el mencionado foro con alguién de tan pocas pulgas como Ud. y por eso le han dado el rapapolvo correspondiente y los que como siempre sufrimos las consecuencias somos sus sufridos lectores, que ahora nos perdemos de leer sus excelentes escritos en dicho foro y debemos rastrearlo una y otra vez.
Saludos cordiales apreciado señor, espero por lo menos seguir deleitandome aqui con sus cuartillas.

JesRHYCARD dijo...

Si bien lo formal en cuanto a extensión y densidad de la grafía tiene su importancias lo más significativo de un texto es su contenido. El hecho de que un contenido no se exprese con un formato de interlineados muy separados, párrafos brevísimos, cuerpos de letra grandísimos, ilustraciones por medio, colorines, palabras de botón activables ya se presenta por sí mismo como una propuesta para un tipo de lectores y una manera militante de entender la lectura. Quien es capaz de leer 300 palabras seguidas sin apartar la mirada de la pantalla o de la página y sobrevive a esa actuación es predictible que pueda hacerlo con las siguientes 300mil (vale, tomándose algunas pausas para preparar el mate y para ir a perder el tiempo a alguna oficina en la que haga un trabajo que no desee). En el formato expresivo ya está una clave elocuente y no encriptada de pre-selección de lectores. Personalmente prefiero tener pocos lectores de mis textos largos que millones de ellos para textos de pronto-consumo que no estoy dispuesto a construir ajustándome a las formas periodísticas dominantes, ni siquiera a un determinado tipo de lexicografía fácil para hacer llevadera una cultura no intelectual.

JesRHYCARD dijo...

Detectar la represión silenciosa (en forma de exclusión sin explicación alguna) en el anillo meteórico del ciberespacio, con decenas de miles de foros, cada uno con su capitán al mando y sus tilines de margarinas hipersensibles, ofensibles por hache o por be-alta, no es tan sorprendente. Su casuística remite a una nueva veta estadística del trillado y conocido campo de las exclusiones. En el mundo cibernáutico no solo no se han depurado las malas artes (las zancadillas, los ataques personales, las injurias, los insultos y los tijeretazos) sino que superan en cantidad y en sutilidad a los recibidos en los tiempos más oscuros de las censuras más desagradables. Es lógico, antes bajo las dictaduras nos movíamos 4 y el gato atreviéndonos a opinar en público, ahora bajo las pseudodemocracias lo podemos hacer todos con toda clase de literaturas: desde las mas selectas a las más basureras. La razón por la cual el represor, hecho de esa margarina caducada que incluso se derrite en la heladera, no da explicaciones es porque obviamente no las tiene, pero sí tiene motivos de carácter personal que tienen que ver con su sentimiento de pérdida de poder en un espacio, sea en un tema de debate o en unas indicaciones no obedecidas, que suelen remitir a decir al analista como debe analizar las cosas y cómo expresarlas. Cuando alguien es excluido de un foro nunca lo es o no suele serlo por cuestiones de tipo formal (mucho menos por detalles como la separación interespacial entre párrafos, por cierto hay webs como Blogspot que ya los automatiza y es algo que no debe hacer el insertante) sino por temor a wur otros discursos que desbanquen al de quien no está dispuesto a compartir su rol de amo por mucho que haga demagogia con palabras estupendas como la de cooperación.

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