La poesía no puede ser explicada, de serlo termina en el campo del ensayo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

La idea de la vida comunita(ria)

La idea de la vida comunita(ria) JesRICART

( Interesadas/interesados en participar en un proyecto de este tipo podemos ponernos en contacto: 0034 610600691)

La idea de vivir en grupo como alternativa al modelo clásico de familias (las numerosas y patriarcales) pero también alas neo familias (de las nucleares a las mono parentales pasando por las homosexuales) es una de esas ideas que ha rondado en ambientes críticos cuando menos desde su mitificación por las tentativas hippies o desde antes con ensoñaciones virgilianas buscando espacios extraurbanos para ubicar experiencias neorrurales. Ha sido mas una idea que mencionar que un proyecto puesto en práctica salvo en algunos países con personas con mayor capacidad de implicación. Casi todoas hemos pasado por el desajuste entre nuestros discursos políticamente radicales y severos análisis de una sociedad rechazable y nuestras dificultades en conseguir acuerdos orgánico-colectivos para poner en marcha proyectos autogestionarios. Por lo general las dificultades recogidas con las convivencias a pequeña escala (a menudo de solo dos personas compartiendo un mismo espacio y vinculadas sentimental y económicamente) eran un factor suficientemente disuasorio como para intentar otras a escala grupal de una cierta magnitud. La experiencia de estas -que no han faltado- tampoco significa la superación de los pequeños feudos de las parejas o de familias con su cobijo reunidas con otras. La verdad es que la vida comunera en toda la extensión de este concepto (convivencia compartiendo los mismos recursos, sin propiedad privada ni del espacio ni de los medios y con la liberación del amor no siendo nadie amo de la sexualidad de nadie así como sin gurús ni jefes dogmáticos) ha tenido siempre mas de deseo ilusionario que de realidad sostenida a través del tiempo (de los años y de las vicisitudes). Como cromo del deseo sigue siendo válido, como proyecto hay muchos datos que lo posponen, no ya el proyecto sino ni siquiera la elaboración de uno.

Sin embargo, la idea de la vida en comunidad sigue teniendo un halo de utopía por el supuesto de que se configuraría como cuna para un nuevo tipo de relaciones humanas y espacio educacional libre para quienes nacieran en su seno. Teniendo en cuenta que la generación nacida en torno a 1975 y la nacida en torno al cambio de milenio, han reaccionado la una en contra del pasado de sus padres y la otra-aunque es temprano para condenarla a una etiqueta- viene al mundo con todos los defectos de estar marcados por la abundancia (a pesar de los cantos lúgubres a propósito de la crisis del 2008 en adelante) los movimientos florecientes desde la innovación pueden ir mas por el lado de los reforzadores del narcisismo (en praxis diversas de todo el arco artístico) que no en opciones anti individualistas.

Quienes nacimos en torno a mediados del sigloXX, unos viejos ya para esas otras dos generaciones que nos siguen (cronológica aunque no ideológicamente), enfrentados a la tercera edad inminente, con demasiados tiros pegados y muchos más recibidos, de guerras en las que no matamos ni morimos pero en las que sí peleamos y confrontamos y mucho, sabiendo que unoa no puede esperar mucho de sus hijos si los tiene ni quiere ser una carga para ellos ante la experiencia de la decrepitud o de los límites físicos crecientes; refractarios a las formulas residenciales implementadas por las instituciones o por el mercado privado de las residencias para la tercera edad (muñecas atadas a las butacas para proteger a uno de sí mismo ¡horror!) la idea de intentar compartir los últimos años existenciales con colegas y compañeros de estancia más o menos elegidos y de ondas parecidas es una idea deslumbrante. Es una edad en la que problemas fantasmales que se tienen en la década de los 20 (como de qué vivir por ejemplo) para una iniciativa comunera autogestionaria, ya no se tienen (quien más quien menos tiene su pensión asegurada, sus caudales en el banco y su/s propiedad/es). Tener la vida asegurada en lo material como sabemos no lo es todo y por otro lado los espacios privados nunca ofrecen todos los beneficios de una realidad infraestructural de mayor calibre. Otro factor no menos fantasmal: el de la intimidad compartida, o quien es de quien, deja de ser un factor de presión . Muchas personas después de sus experiencias de soledad, de no intimidad compartida pero no dispuestas al aislamiento, viven dando por acabada su historia de sexualidad y lo que más quieren es la compañía, el afecto, la deferencia, la ayuda en caso de necesidad y la sinergia como criterio de cooperación. Tenemos pues grupos de gente con el grueso de sus biografías hechas, sin esperanzas de futuro desde que ya llevan mucho viviendo en un futuro que no se cumplió según sus sueños, con talante creativo para seguir teniendo iniciativas y dinamismo, y lucidez mental suficiente para no acabar como súbditos de auxiliares de clínica o de acompañantes domésticos puestos por los hijos (que sisan en los cambios o hurgan en los monederos y en los cajones), con visiones progresistas y amamantados por una u otra de las leches de las lobas de la utopía; que bien podrían/mos desear pasar los últimos años de nuestras vidas en comunidad (¡para contarnos batallitas no por favor!, para veladas conversacionales y comunicativas lúdicas, sí, ¡para paseos y la lujuria de los sentidos que nos quedaran, aun mermados, también!).

Las razones económicas y materiales para que se crearan asociaciones de este tipo no son difíciles de aceptar. La diferencia entre que lo hagan empresas especializadas en ello a hacerlo por cuenta propia pasa por un acuerdo de un suficiente número de personas con seriedad en sus compromisos y con solvencia para apoyar económicamente los acuerdos pactados.

Comprar entre varios una extensión de unas cuantas hectáreas donde ubicar espacios privados (bungalows o casas de madera o hábitats funcional-estéticos donde cada cual tenga su lugar) y espacios comunes no es complicado. Es encontrar quienes quieran hacerlo con capacidad de riesgo sin gestos temerarios. Para convertir esta idea en proyecto significa tomarla como una constante diaria en los siguientes años. La vida comunitaria no significa que sea comunista (todo de todos), posiblemente no ha nacido todavía el ser humano psíquicamente preparado para ser capaz de ser un residente en una realidad de este tipo. Lo mas que es dado como grupo es hacer algo próximo teniendo en cuenta que los recursos humanos que llegaran –nosotros- no son de primera calidad ni hay una ideología (doctrina o credo) que lo tenga todo tan previsto como para que fusione a todos con todos en esta idea. Las organizaciones comunitarias que mejor funcionan son las monacales y como sabemos son estructuras jerárquicas con rigideces inamovibles en las que los roles se supeditan los unos a los otros. Puesto que no queremos nada parecido sino un espacio de libertad y flexibilidad sin por esto tener que pasar constantemente por el caos o el desorden un proyecto de este tipo debería ser discutido no solo en los menos detalles sino asegurado desde la empatía y confiabilidad reciproca de los participantes, lo que pediría convivencias previas puntuales y no solo encuentros de reuniones formales.

Quien han pasado por experiencias convivenciales compartidas en regímenes comunitarios de los muchos tipos que hay se supone que deberían estar más preparados que quienes solo han pasado por convivencias típicas de familias y/o parejas cerradas y mucho más preparados que quienes hayan vivido la mayor parte de sus biografías en soledad en sus hábitats privados.

Las propuestas de grupo mueven a fantasmagorías, en particular cuando se trata de implicar recursos económicos o de renunciar a la seguridad de un espacio individual. Estadísticamente la opción de vida solitaria (lo que tampoco significa aislada: el mundo está repleto de invitaciones estimulativas a las que se puede ir y compartir a diario con otros singles) no para de aumentar. Sin embargo desde la soledad la mayor parte de las cosas parece que quedan fuera de casa y que otras se pierden por no compartir. La vida comunitaria además de las ventajas infraestructurales que ofrece a un menor costo de media por persona participativa es una apuesta para enriquecer las experiencias individuales.

Muchos estudios sugieren la interacción social y la vida activa como parte del movimiento excitatorio para vidas más longevas y de mejor calidad. Eso no se corresponde con una defensa en paralelo de formas comunitarias de convivencialidad como tampoco con la crítica al modelo obsoleto de la familia, algo totalmente antagónico para una visión utópica de una sociedad capaz de maximizar su convivencia desde la desprivatización. Estamos tan lejos de eso que comentarlo está fuera de lugar, sin embargo crear un espacio de convivencialidad comunita que tenga por eje la idea de vivir una vida más digna y no solo el mutuo apoyo por razones materiales es muy importante.

Para hacerlo, además de los asuntos estrictamente legales en relación a la propiedad patrimonial debería articularse una garantía para que los herederos particulares de cada cual no pudieran parcelarlo. De otra parte, lo más interesante podría ser crear una razón de ser propia del lugar como espacio de cultura o incluso como un referente de convivencialidad autogestionaria con un nivel de vida medio alto en el que no faltara ningun tipo de recurso ni material ni asistencial.

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