La poesía no puede ser explicada, de serlo termina en el campo del ensayo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Rehuída de lo contaminante

Rehuída de los espacios y de los objetos contaminantes. JesRICART

A Shakespeare John Madden le atribuía una cierta aprehensión a la tisis cuando los tosientes se ponían “de acuerdo” para ir a toser durante sus funciones. Todavía hoy se puede observar en los conciertos que del abigarrado público una cierta cantidad de oidores hacen su concierto sui géneris al unísono espetando sus demonios entre una parte y la otra de la representación o entre una composición y la siguiente.

En los espacios con humo, aquella cantidad de partículas humeantes que expele una caja torácica entra o se reparte en los otros pulmones receptores que coinciden en el mismo lugar. Con o sin humo de por medio el aire también circula libremente por el interior de los organismos de las gentes. Eso acaba con la presunción de una individualidad a salvo de las otras. Todo individuo está unido a los demás por mil vínculos, por muy ególatra, independiente, soberano y separado que quiera o crea ser. El aire es una gran masa molecular madre que contiene a todos los habitantes vivos que necesitan de ella para respirarla. Solo quedan al margen los individuos anaeróbicos. Estos estarían de suerte dadas las proporciones gigantescas y alarmantes que toman los peligros de la contaminación atmosférica. Pero lo contaminante no se limita a los elementos físicos, a la podredumbre ambiental, a los pesticidas en los alimentos, al aire nefasto o a los tóxicos con que construyen viviendas y de las brillantinas con que pintan manzanas; lo contaminante es también lo que entra por el oído. La escucha es vulnerable a una gama infinita de ruidos y estridencias no solo porque superar los niveles decibélicos soportables sino también por los mensajes nefastos que contienen. La huída por repetido de los espacios anegados de contaminantes es una medida profiláctica para la salud física pero también para mejorar la calidad de la relación y el contacto humanos. En cuanto a la elección de objetos, la capacidad selectiva de ellos no solo por su consistencia, calidad y función sino también por los elementos no nefastos para la salud con los que ha sido fabricado además de por haberlo sido sin que intervenga la explotación infantil y con su comercialización justa, exhibe una madurez intelectual y una sensibilidad humana. Evidentemente cada elección pone en evidencia la personalidad de quien la hace. Ignore o

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