La poesía no puede ser explicada, de serlo termina en el campo del ensayo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Notas al Otro. Notas personalizadas.

Notas al Otro JesRICART

Desde antes de empezar un dossier agrupando notas de carácter breve a una pequeña gran multitud de contactos tenía la hipótesis –casi a categoría de clarividencia- de que la comunicación interhumana estaba condenada al fracaso, que en su mayor parte estas notas no desencadenarían un feed back y un intercambio de otras posteriores, ni siquiera un acuse de recibo mínimo, protocolario y cortés. Que esas notas quedarían como tantas letras metidas dentro de botellas de náufrago que no llegarían a parte alguna o si lo hacían sus posibles lectores no sabrían qué hacer con ellas. A pesar de eso opté por empezarlas y por seguirlas como una especie de book itinerante por todos los temas posibles con una prosa explícita y original. Cuando menos dejaría por resultado otro libro de comentarios quirúrgicos e incisivos, pertinentes o no pero construidos como respuestas a los muchos ítemes que el océano de las letras proporciona. Para llevar a término tal empresa solo necesitaba contestar a las cosas que me llegaban con distintos temas a mi correo electrónico o a las ventanas internáuticas a las que me asomaba.

Mucho tiempo antes, en la era predigital, ya había intentado reunir las notas breves generadas a partir de pequeños comentarios dados a mano para no molestar en el curso de reuniones presenciales, o notas dejadas en buzones por visitas fallidas. Su exigüidad no daba para crear un volumen, la navegación internáutica abrió esa posibilidad, casi la determinó. La nota corta (de, a veces, una sola línea) predomina por encima del texto extenso. La epistolaridad ha dejado de ser un arte practicado y el cibernauta exprés no tiene una atención tan aguda y ni tanto tiempo como para leer. Su perfil dominante es el del buscador de informaciones específicas por las que todo lo demás le sobra y le molesta. Tal vez la figura del lector reconfortado que disfruta de la lectura pertenece a un clan en extinción. Sin embargo siguen existiendo escritores y se siguen editando libros, tantos que sospecho que ese boom está disociado de la estadística de lecturas. Ese arco de especificidad de la búsqueda cibernáutica debería detenerse en la nota breve que dice algo útil para pensar aunque no proporcione los datos de una quiniela ganadora por anticipado. Pues bien, no es así. La mayoría de lecturas no saben qué hacer con las ideas ocurrentes. Las dejan pasar de largo la mayoría de veces, siendo el silencio lo dominante, y con ese silencio quedando las claves de interrogatorio flotando en el aire. De tarde en tarde alguien confirma que sí hay lecturas pero faltando respuestas suficientes que den lugar a un encadenado discursivo. El resultado son muchas notas unilaterales –en su mayor parte- que no llevan muy lejos en el debate o ni siquiera a construir sesiones de comentarios. Infiero que hay más prisa por desentenderse del ítem que por comprenderlo. La nueva sintomatología del estrés se manifiesta con la saturación de estímulos.

De esa saturación proviene el reclutamiento de zombies en un mundo en que se tiene de todo pero en el que sigue faltando lo más básico: la sintonía con los demás. En el mejor de los casos cuando se da esa sintonía se privatiza y se blinda ante otras injerencias. Cada nota a un otro no es una nota de ayuda ni se constituye como una demanda de auxilio, en cuyo caso podría ser explicado el cierre comunicativo a falta de altruismo y solidaridad, sino que son comentarios analíticos, sugerencias, unidades mínimas de debate. A pesar de eso la indisposición, mezclada con incapacidad, para compartir una conversación fluida es notoria. Se intentará justificar que eso es así por las dificultades que aun experimentan los cibernáuticos con el teclado o por las que tienen los recién iniciados a la informática. No es verdad y no se trata de una mentira piadosa. El bloqueo es tal que asusta pensar la degradación pensante existente. En eso de pensar se invierte poco y la literatura misma no es atractiva para muchos ni siquiera para una parte de quienes se ponen a escribir.

La idea de la nota breve intenta demostrar que no es cierta la tesis de que la lectura no se da cuando se trata de textos largos con sintaxis enrevesadas. Sea cual sea la magnitud del texto si lo que contiene es algo rupturista con el modo expresivo y el decir dominante lo más probable es que se instale un bloqueo o una desazón.

Durante la mayor parte de mi vida escritora se me dijo de distintas maneras culturales y en varios idiomas que la gente no estaba preparada para rollazos ni para textos largos, que la capacidad lectora estaba tristemente disminuida. Lo está pero no por las longitudes ni por las densidades. A veces bastan un par de oraciones conjuntadas de una manera no habitual y con una idea antes no leída para que saque fuera de juego a quien da con ellas y se autodescarta para entenderlas. El problema es doble: de capacidad intelectual y de motivación personal. ¿Para qué empeñarse en entender algo para lo que no se está motivado? parece preguntarse el inconsciente colectivo, si lo hay.

Cuando inicié las notas sospeché que por muchos cientos o miles que fuera añadiendo en los siguientes años., esa hipótesis de la incomunicabilidad no iba a ser desbancada. Incongruentemente iba a seguir con ellas porque esas notas le debían mucho a quienes se dirigían ya que fueron motivados por enunciados o actitudes de su parte. Cada nota, en realidad cada texto, en cualquiera que sea la cuantía de expresión, debe su existencia a aquello que trata de responder. La mano autora es el eslabón ingenioso intermediario pero por mucho que sea muy genial necesita de la dosis estimulativa mínima para ponerse a trabajar (inventar o juntar palabras). Estoy al principio de estas notas personalizadas (22mil palabras en unas 50 páginas para unos 250 destinatarios) pero es suficiente para validar la hipótesis de la no-respuesta en su sentido más importante: la del no-debate, la de la no continuidad en el desarrollo de las ideas expuestas. Hay algo mas esta tesis se confirma en la práctica extensión de variables sociales no importando el origen, el idioma, el estatus económico, la formación universitaria o no, o la capacidad intelectual. El deseo de participación en el debate en espacios incluso en espacios articulados para ello choca con el monto real de su práctica. Las intervenciones quedan sin responder o no son respondidas suficientemente en un buen numero de situaciones. Demostrándose en soportes escritos de participación plural (sites con foros o plataformas internáuticas con encadenados de mensajes) lo que ya se sospecha en los espacios de conversación oral en los que un grueso mudo parece seguir y entender todo de lo que se habla. La comprensión total nos toca dejarla en su hipótesis sin confundir el deseo de que realmente lo sea con su alcanzabilidad limitada.

Son razones extralingüísticas las que afectan a la comunicación no subscribiendo su fluidez, tampoco su ambición extensivo-temática. La sentimentalidad y los cálculos de peligrosidad por meterse en según qué conversaciones por las tomas de postura no autorizadas a las que den lugar están en el substrato de la indisposición, unas veces concienciada y otras como actitudes totalmente inconscientes. El hecho de que un ítem no promueva ninguna respuesta conocible o que llega a quien lo haya colocado no significa que no haya respuesta alguna. Seguramente muchos mensajes (repartidos desde slogans en las paredes a libros en circulación pasando por notas concretas) tienen su impacto sin que ese impacto se traduzca en una reacción hacia la autoría que se lo haya producido. De otro lado muchos encadenados de intervenciones respectivas no aseguran para nada un progreso ni en la información ni en la formación. Teresa Cabré, directora de las Oficines Lexicogràfiques, sostiene que no se puede jugar al intercambio continuo de opiniones porque ello es equivalente a una partida de pingpong.

La necesidad comunicativa busca en el fondo el amparo comprensivo pero la comprensión es un tesoro que no depende de la demanda sino de quien pueda concederla y no todo el mundo está capacitado para ella. De hecho, un perfil absolutamente comprensivo con todo lo que sucede en el mundo es un ideal. El sabio (la hipótesis del sabio) que es quien se supone sabe más también puede ser quien se granjee más enemigos por las envidias que suscite y por la imperdonabilidad del lado de los ignorantes, que son mayoría, al no aceptarle que sepa más que ellos.

El saber no se instaura por protocolos democráticos de una mayoría fallando una tesis en contra de una minoría sino que existe independientemente del quantum de seguimiento que se apunte. En cuanto a las palabras si bien se forman con los signos del alfabeto y todo el mundo alfabetizado está al tanto de ellas también requieren de ingenio imaginativo y de pensamiento creativo para producirlas dándole un cuerpo con sentido. Con las palabras los hablantes siempre estaremos en deuda, gracias a ellas nos hicimos y conseguimos expresarnos, más que eso: conseguimos descubrirnos y revelarnos. Luis Landero, escritor extremeño en Entrelíneas: El cuento o la vida. dedica una hermosa carta de amor a los libros y de agradecimiento a las palabras. De las palabras podemos estar hablando continuamente añadiéndole más sonoridad y grafías a su ilimitado universo. En cualquiera de sus formatos expresivos se combinan entre ellas no dejando en realidad nunca solo cada ítem. En cualquiera de sus formatos (desde el slogan en la pared hasta el texto acabado) su poder de mensaje existe aunque la respuesta no sea manifiesta. La nota personalizada hace sus efectos a pesar de que no figure dentro de estos un okay ni se le espere. No sabernos si el mundo del futuro o en qué momento del futuro los hablantes van a ser mas deferentes y serios entre ellos, por el momento queda reconocida el habla como una necesidad subjetiva a pesar de que no se vea correspondida con lo que se espera que otros hablantes hagan con ella. El hecho de que las notas incluso personalizadas no den lugar, en la mayoría de los casos, a largas e interesantes conversaciones ni a debates consistentes y que eso pase en todos los ámbitos indistintamente del origen de clase o nivel cultural, demuestra uno de los síntomas más generalizados: el de la saturación de estímulos y el del desinterés. La no motivación intelectual por el conocimiento es uno de los síndromes de época. No responde a biografías supercargadas de cosas. Hay quien desde crio muestra interés por las cosas de la naturaleza y emprende su colección de mineralogía o su herbario y hay quien, como suele decirse, nace cansado y no ostenta el interés por nada. Un adulto es, en cierta medida, el síntoma de ese prototipo de niño deficitario que ya no quiso aprender ni crecer. Esa versión reactualizada del Peter Pan es preocupante porque a lo que afecta mas es a la comunicación misma. Se pueden seguir escribiendo miles de notas comentando ideas y se puede seguir chocando con miles de silencios o de no-interés en corresponder con notas complementarias o críticas. Teniendo en cuenta que todavía hay quien no se atreve a hablar con desconocidos o con hablantes que no le hayan sido presentados no es extraña ninguna de las rarezas que ocurran en el mundo de las palabras y de los mensajes.

No se puede esperar hablar a gusto de todos. La más perfecta de las combinaciones lingüísticas encontrará sus detractores. A cada enunciado le espera un enemigo. La intencionalidad comunicativa requiere esfuerzos que no se verán siempre compensados y hasta es posible que no se vean nunca compensados. Es una odisea escribirle al mundo y esperar su eco. Arturo Graf dijo que La vida es un negocio en el que no se obtiene una ganancia que no vaya acompañada de una pérdida” .en el habla personalizada como en toda habla (también en los textos generales no dedicados ni pensados para alguien en concreto) hay una dedicación de energía a fondo perdido. Sea cual sea la respuesta e incluso no habiéndola el conjunto de estímulos que llegan en forma de palabras ya tienen el valor de incitación elaborativa.

De las palabras necesarias hay confirmaciones continuas, son necesarias incluso en los extremos en los que no son correspondidas. Leopardi (Recanati 1798-1837), Contemporáneo de Manzoni.. considerado el mejor poeta italiano después de Dante y Petrarca ejemplificó lo que es una vida hecha de palabras[1]. autor de los Canti. que fuera criado como un eremita en la amplia biblioteca de su casa, prisionero de un padre asfixiante y de un cuerpo débil y deforme estuvo fuera del mundo real que quedaba más allá de su ventana con el que dialogaba en sus tiempos solitarios. Solo y necesitado, la falsificación de un pagaré familiar le supuso la ruptura definitiva con sus padres. Murió a los 38a en la miseria frente al humeante Vesubio. Escribió entre 1817-1832 un diario de 4526 páginas. Tras quien escribe desde sus soledades sin esperar ni poco ni mucho, seguramente nada, de las otredades, busca mas la confirmación de ser o de haber sido por sus ideas que no por su recuerdo no dándole tanto valor al otro como a sí mismo. Eso nos llevaría a tratar de explicar el acto de la escritura en tanto que acto solitario (característica común que parte con el onanismo) como un acto fundamentalmente de placer y ego-céntrico aunque tome los temas objetivas como pretexto de habla y a los demás como pretexto para destinarla a alguna parte.



[1] J.Mssot, La vang.VI98

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